Textos de Mayra Gallucci

Contacto


Me duele

la esfera que encierra el espacio entre dos cuerpos,

entre dos lluvias.

La incomodidad de nacer cada mañana sentada al pie del ropero

/entre tanto trapo sucio/

Los microbios de mi oreja me caminan la cara,

toda entera

y el ruido del hueso que
se estira en su funda de piel

/un martillo entre los omóplatos/



El dolor

la tarde-noche

del ciclo de la sangre entre dos piernas

el seno tieso sin descanso

...fabrica lo velado a escondidas.. .



Me duele

el aire en la nariz,

el reflejo

mis ojos

colgando en el espejo

me duele el árbol

la vereda del barrio

los codos que no pueden ser lamidos

la ceniza de los cigarros.



Me duelen las uñas

comen mi boca,

la boca

/comida por otro/

y la comida que no llega a la boca de muchos.





Imágenes tres



Con los soles todavía atornillados a sus ojos

habita a medias ese cuerpo en desuso.



Los párpados golpean el suelo

y los latidos imperceptibles

juegan a ser oidos por unos pocos.



Atada a una piel que le aprieta los tobillos

retuerce trapos con la mente

Retuerce

/al fin/

el sonido de la nada.

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Sobra el cuerpo esta noche,

mi deshielo, tu pecho,

un vapor, un agua.



Noche, apaga el cielo y duerme.

Duerme por
siempre,

por mí, por ellos.

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Dime pequeño deforme

cuál es la gracia de los sentidos

...mi pie toca esqueletos.. .



Sin Cuerpo


Tendida en la camilla de los inspeccionados

hasta que surja el puro hueco

el destrozo del cuerpo biselado

cuerpo que simula un cuerpo

que no siento.



El cuello entonces roído se desprende por la línea

el rostro se borra.



Viene el tiempo

que se desviste obsceno

el silencio fijo en su pupila

...espera que hable...

promesa que se quiebra en la mano

la palma contra el frío.



El mudo

hurga, arrebata,

desgarra, suelta y echa al fuego

mi palabra violada

mi cuerpo cerrado de voces.



Peces en el cielo



Por mi ventana abierta

asoma un mar negro

su hambre traga sapos y grillos

sucede que esta noche

-estrellas escamadas-

todos los peces nadan en el cielo.



Doce velas



La urgencia de tomar el tiempo por los cabellos

de fusilarlo en el rincón.



Hundir el dedo en el agua

y dibujar en el vapor del día

tu figura evocada

sencilla

niño

hombre.



Pensar en derretir la terca frontera

violando el mar helado

/sin temor a que nos roben/

el deseo impreso

/seda del cuerpo/

la tinta roja

los labios.



Doce velas exiliadas

incineran esta boca

doce velas trae el viento

dos plegarias

un rezo.