En la soledad de las bocinas
sus ojos devoran
lo que les queda del mundo.
Se somete a la convulsión del tiempo
en el que -amo de su esfinter-
aún desconocía los nombres
aquella promesa de jardín -ahora
juguete olvidado-
ladra
justifica el género
perdió elasticidad la cárcel ósea
cadencia débil
en los barrotes de asfalto
¿Será el iglú inminente un nuevo hogar?
El otoño en sus párpados
deshoja el horizonte
con pasión desdentada
reflejo
vagabundo
vacía su azar
su espejo callejero
VACIO
vacío interior del segundo
vacío mudo de galaxia
Y dentro del segundo
y del vacío
nado
Resuelto a llenarlo con mi sombra
aunque no haya luz
TRÁNSITO
Voy hacia a vos
y al ayer
que en vos
el ayer
que es en vos
TIEMPO
Espora de tiempo. Agazapada la mitosis, como ratón ante el bostezo de su gato diario. ¿Será la extensión? La duda no se adhiere. Disparo, luego el múltiplo. Un jardín de electrones en movimiento espiralado. Lo que habitaba debajo de la piel logra la escama. ¿Quien le presta atención en el verano a tan insignificante universo?
Casi imperceptible nos envuelve el momento. La unidad es ahora el posible torso sobre el espacio en donde rimó la desesperación. Un feto en posición de hombre. Sobrevolaba la aurora su brazo de mármol. Abrió la canción para aferrarse a un sol que no le correspondía, sin reflexión de guantes.
El tiempo adquiere la forma de tiempo. Los relojes son la novedad. Cada minuto se hace opaco. Agiganta su poder sobre el abismo que cuelga de un rostro enceguecido, devorando cada gesto de rechazo a su sombra. Los dedos de nácar se le niegan al dibujo.
Máxima extensión. Galaxia entera de tiempo. ¿Donde La Tierra?. Como todo acto devastador, muy controlado. Ya puede decirse que su tamaño equipara al del recuerdo. Lo alcanza en su recorrido, en su pendiente. Caminan lado a lado, como rieles de un tren cuyo ancho supera ampliamente el de dos grupas de bueyes.
OFICIO
Bajo mis pies
desplomada
la noche
visto
cierto lenguaje
semántica abierta
mi historia
socorre
renazco puerta
un oficio
OCASO
I.
Se apea la montaña
de su ego
como una silenciosa
reacción ante la luz
cretácea
II.
Ensordecedora
describe la luna
su bosque
III.
No hubo oscuridad
en la noche
de los cuellos equinos
brotaba como pastura
una continua
vibración de luz
latían colores
primarios
MURGA
A voces el latido. Un gesto nace arropado en el sudor de la tarde.
Espasmo cóncavo que recrea el vestigio del hombre. Un canon metálico propone la máscara. Sobre las bocas fosilizadas cae el enjambre. Aguijones que asientan su ritmo homocultor.
-Piedra madre, tu diástole roza el alba de la música que, despojada de armonía, recoge el vuelo de unas manos que beben del sudor de la tarde.-
Cerca, una mujer limpia el jugo de una fruta de sus labios. Brillan las lentejuelas bajo la luz de la calle.
ACERCA DE LAS ALAS
Un hombre no debería usar sus alas
para aferrarse al mundo
como muletas
para seguir a pájaros
o ángeles
para creer en el viento
para volar
un hombre
frente al espejo
sus alas
en el espejo
LEGADO
Dejó
su voz
en el espejo
la sonrisa
inflamable
en las hornallas
un osario
sobre la cama
INFANCIA
La víspera del asfalto fue la infancia
contradictorio arrullo,
la pasión de plástico
Un mismo color es vida
y muerte
Avestruz mirada
relucen las rodillas
-hijo no te levantes
tu voz aún no madura
Tu gritos no acarician
la noche-
Luego el exilio
lenta deforestación del verbo,
lenta cárcel
canto abierto
y agorafóbico
EXTIRPACIÓN
Mi imperio,
mi destierro
ciega piedad
arena del desgano,
tu joyas
tu canto atardecido
ESTRATEGA DEL SILENCIO
Dónde estás
estratega del silencio
Acaso tejías tejemos
mi próximo desvelo
La sonrisa
que impregnará
mis paredes
inminencia de aroma
durmamos
CONCEPCION DE LA NOCHE
Declara el crepúsculo
lo concibe
azula su casa y la estrella
oscurecidos los perfumes
desmembran el eco
como pies de mayo
un arroyo
siempre igual en la noche
transita la noche
sonríe el pensador
las ventanas persisten
y los nombres
los días
CAMINO
sobre los bordes deshilachados
de las horas
murmullos de una V
invertida a nuestro paso
promesa abierta
BOSQUE
Uno que yace
otro erecto
por allí cardúmen en tierra
fibra transversal
demasiado árbol
arruina el bosque
-al igual
que el sueño envejecido-
cae otro
brote
ABISMO
como hongos en la muralla
los adioses
acechan
el reloj descansa
-cálido olvido-
rugirá la noche
sobrescrito
un sentimiento erupta
su herrumbre
sobre la mirada
nuevos minutos